ÉNFASIS EN LOS CONTENIDOS
Es
—ya queda dicho— el tipo de educación tradicional, basada en la transmisión de
conocimientos. El profesor (o el comunicador), el instruido, «el que sabe»,
acude a enseñar al ignorante, al que «no sabe». Como el lector seguramente
habrá reconocido ya, es el tipo de educación que uno de sus más agudos
críticos, Paulo Freire, calificó de BANCARIA: el educador DEPOSITA
conocimientos en la mente del educando. Se trata de «inculcar» nociones, de
introducirlas en la memoria del alumno, que es visto como receptáculo y
depositario de informaciones.
ÉNFASIS EN LOS EFECTOS
Conviene
analizar este segundo modelo con especial cuidado, porque es el que más ha
influido en la concepción de la Comunicación: en casi todos los manuales de
Comunicación que se utilizan como textos de estudio en nuestros países, los
estudiantes encuentran, explícita o implícitamente, los principios rectores de
este tipo de educación.
Otro
motivo para examinarlos con atención es que, aparentemente, presenta
características que compartimos:
—
cuestiona el modelo tradicional; surgió como una reacción contra él, como una
respuesta más actual, más «moderna»;
— da
mucha importancia a la motivación;
—
rechaza el modelo libresco, los programas amplios;
—
postula como objetivo el «cambio de actitudes»;
— es
un método activo: propone acciones;
—
se preocupa mucho de evaluar el resultado de las mismas.
ÉNFASIS EN EL PROCESO
Veremos,
finalmente, el tercer modelo de educación: el endógeno, el que se centra en la
persona y pone el énfasis en el proceso. Es el modelo pedagógico que Pablo
Freire, su principal inspirador, llama «educación liberadora» o
«transformadora».
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